Una primavera como pocas…
Miraba por detrás de los ventanales y la imagen era pintorescamente fea, deslucida y opaca.
Nada tenía que ver con la limpieza de los vidrios, era algo más difícil de limpiar era mi
Adentro visto con mis ojos en el paisaje.
¿Difícil de entender?
Y si, éste es uno de esos días en que todo me surge gris… Hasta escribir.
Los ventanales dan a un patio que parece un baldío, a lo lejos se ven edificios color gris, despintados, sin ventanas, a simple vista el cemento predomina y una fábrica de chapas rojas completa la imagen.
Levanto los ojos… el celeste del cielo y una nube que lentamente va viajando en él me distrae y me hace ver y sentir el color que antes no veía y de repente se ilumina el día.
Lo que hace unos instantes me parecía gris se tiñe de color.
Diez horas de mi semana de trabajo mi mente descansa del entorno mirando el cielo, trasladándome a otro espacio diferente que el de mi cotidiana realidad.
¿Quién dijo que no se puede soñar?
¿Quién dijo que leer es simplemente unir palabras y encontrar un sentido lógico en lo escrito?
¿Quién dijo que no se puede vivir una realidad diferente a la vivida?
¿Quién dijo que los libros no nos abren un puente a otras realidades?
¿Quién dijo que no se puede aprender a ver con otros ojos a través de la lectura?
En esta realidad en que me encuentro siento que estoy jugando a ser maestra y quizás lo vuelva a ser algún día porque hoy creo que soy una actriz de esta función mágica que abre su telón cada día en el mismo lugar.
Algunos actores con el mismo libreto nos juntamos para poner en escena esta mágica obra.
Muchos de mis espectadores recogerán de cada función lo mejor, otros algo y espero que unos pocos nada.
Mi salón es una pequeña habitación rodeada de armarios y dos largas mesas con sillas en el centro restan lugar al ambiente.
Las paredes están cubiertas de colores un sin fin de afiches multicolores con frases, poesías, trabajos de mis alumnos e ilusiones algunas escritas en palabras y otras que vuelan en el aires decoran el hasta hace días sombrío espacio.
Una pila de cajas forradas de colores, libros y ganas de construir un lugar especial en donde mis alumnos se sientan diferentes cierra la estampa de mi lugar de trabajo.
Construir en un lugar donde el valor humano y los sentimientos desaparecieron y aparentemente no van a volver porque nadie quiere buscar.
¿Cómo construir lo derrumbado sin material?
¿Cómo hacer ver que vivir es vivir a tantos que están muertos y peor aun no se dieron cuenta?
¿Cómo poder en medio de tanto cemento hacer brillar el sol y poder ver el cielo azul y las nubes cada mañana?
En realidad siento que muchos somos los que nos resistimos a ver solo la oscuridad de la noche sin esperar la llegado de la luz del día cada mañana.
En este proyecto, muy simple, que intenta cambiar la forma de mirar la realidad usando como puente a la lectura también intentamos recrear por unas horas otro modo de ver la vida y entregarles a nuestros alumnos algunas herramientas para poder, fuera de la Escuela, mirar con sus ojos de otra manera la realidad que les toca vivir.
Paso a paso y siguiendo un rumbo que, aunque no estemos seguros de que sea el correcto sí intuimos que nos llevará al lugar o destino que queremos llegar.
Como en los videojuegos en donde aparecen algunas instrucciones iniciales que sirven para orientarse y el resto se aprende jugando nos encontramos en el medio de esta aventura de prueba y error.
Sentimos que en esta forma de aprender a mirar desde otro lugar a través de la lectura hay mucho de intuición y en realidad trabajamos a pulmón, a veces con más errores que aciertos y otras veces con más aciertos que errores, con temores e incertidumbres pero sabiendo que cada escollo nos sirve para crecer y no volvernos a equivocar.
La vida nos va dando recetas que nos permiten seguir paso a paso caminando para alcanzar nuestros sueños ,que este año se multiplican en 28 chicos, que miran con nuestros ojos un mundo diferente al que viven y que estamos descubriendo juntos en cada tiempo que compartimos placenteramente leyendo .
La soledad del ambiente se tiñe de magia cuando …
Entran los chicos a mi salón y me preguntan que vamos a leer.
Entran en el aula de Guillermo y filtra un rayo de luz por entre las deslucidas cortinas e ilumina las caras de sus alumnos al leerles alguna carta de “El diario de Ana Frank”, una aventura de “Robin Hood” o un poema de Neruda.
Y nos encontramos en nuestro refugio iluminados por la misma luz del sol …